El curso pasado nuestro centro, el ACE El Madroñal, se presentó al concurso "Los Profesores cuentan", organizado por ECOEMBES, con un cuento titulado UN LUGAR LLAMADO CICLARE. Nos quedamos finalistas (entre los 10 primeros) y nuestro trabajo quedó integrado, junto a los otros 9, en un libro.
Este curso nos hemos vuelto a presentar, en la segunda edición de "Los Profesores cuentan 2", donde los textos deben tener entre 400 y 800 palabras, hablar sobre el medio ambiente y el reciclado de envases y tener como protagonista a un superhéroe. El cuento de este año se titula PAPÁ ES... y está escrito por el profesor Juan José Jurado Soto y acompañado de una ilustración realizada en equipo por varios alumnos y alumnas voluntarios. Nuevamente hemos vuelto a quedar finalistas (entre los 10 primeros), tras ser elegido por un jurado presidido por Carmen Posadas y Forges. Ahora tenemos opciones de ganar y para ello hay que votar hasta el próximo 24 de marzo, en la página de "amarillo, verde y azul", pinchando en el título de nuestro cuento. El enlace directo es el siguiente:
Os dejamos con el cuento y la ilustración, no sin antes dar las gracias a todos los lectores por el apoyo y confiana.
PAPÁ ES…
Mi nombre es Jonás y me
encanta el colegio. Dibujo mucho, aprendo cosas de animales y plantas y, sobre
todo, me divierto jugando con mis amiguillos. Lo pasamos genial. En el recreo
inventamos historias y corremos por todo el patio como piratas, gigantes o
astronautas. Bueno, en la clase también, pero la Seño
nos dice que no se puede y, como la queremos mucho, siempre la obedecemos,
salvo cuando se nos olvida; entonces nos manda al rincón “de pensar”. A mi ese
rincón me encanta; es como una gasolinera de ideas, entras con el depósito vacío
y sales con él lleno.
Yo quiero mucho a mis amiguillos y cuando cumpla seis años les llevaré
una gran tarta. Aunque hay una cosa que no me gusta
de ellos: cuando les digo el verdadero trabajo de mi papá (no el de la
oficina), se ríen. Sí, lo hacen, creen que estoy de broma, me dan palmaditas en
la espalda y siguen como si nada. Yo no insisto porque seguro que papá no
quiere que se sepa.
El único que siempre me escucha es Fede.
Bueno, y Marilu, que me pregunta
mucho; aunque yo creo que es porque se divierte con las aventuras que cuento. A
veces nos sentamos los tres y les digo bajito: “Es un secreto, no se lo digáis a nadie, pero mi papá es un superhéroe”.
Yo lo descubrí hace tiempo. Y es que hay muchas cosas sospechosas,
empezando por el nombre. Mi papá se llama Santiago Hernández, justo las
iniciales SH, de Súper Héroe.
Claro, un superhéroe tiene poderes y mi papá los tiene, y aunque él lo
disimula, yo se los noto. Cuando estamos sentados en la mesa del comedor, que
es muy grande, y no llego al plato de galletas, él estira su “longoflexo-brazo”
y sin moverse de su sitio alcanza con precisión el objetivo.
Y al pasear por la calle, cuando está llena y yo sólo consigo ver las
rodillas de la gente y me agobio, basta con decir que estoy un poquito cansado.
Entonces papá me rescata, me eleva como un vertiginoso ascensor y me coloca sobre
sus hombros. Es como ir en una nave robotizada “andromegasónica”, con la que avanzo
con pasos gigantescos y desde la que observo el mundo con entusiasmo y todo me
parece diferente.
También lo he comprobado por la noche, cuando mamá lee el periódico y
papá prepara la cena en la cocina. Puede lanzar desde lejísimos todo tipo de
envases vacíos de lata, cartón, tetrabrik o plástico y siempre terminan donde
les corresponden: en el cubo amarillo, verde o azul. Nunca falla. Sin lugar a
dudas, mi papá controla las ondas “electrocósmicas” que teletransportan los
objetos de unos lugares a otros.
¡Ah! Me parece que aún no lo he dicho, mi papá es un superhéroe defensor
del medio ambiente.
El medio ambiente es todo lo de la naturaleza que nos rodea: los bosques,
los osos, los ríos, las flores… y hasta el arco iris. Marilu siempre me pregunta que si ese es el medio ambiente, cual es
el otro medio. Yo no estoy seguro, pero le digo que es la parte que personas
maleducadas han destruido tirando basuras y quemando cosas, y que por eso hay
que cuidar mucho el medio que aún nos queda.
Los poderes de papá son incontables, cada día descubro uno nuevo. A mí
el que más me gusta es cuando ve que alguien tira algún envase desechable al
suelo. Entonces se queda quieto, mira al sucio malhechor a los ojos con su
visón “laser-ultraplásmica” y muestra una ligera sonrisa. En ese momento, la
persona alcanzada con su rayo se queda inmóvil, y como un obediente perrito,
recoge lo que tiró y lo deposita en la papelera adecuada.
Fede dice que mi papá podía hacer con los contenedores de envases pequeñas cárceles de colores para encerrar a los destructores del
medio ambiente. Yo le contesto algo que papá siempre repite: “hay que enseñar
para no castigar”.
Debo seguir buscando pruebas. He revisado los cajones para descubrir
su traje secreto y he vigilado por la
ventana cuando va a tirar la basura. También compruebo cada día si yo tengo algún
poder. Hasta ahora no he descubierto nada nuevo.
Mientras, trato de imitar a papá y le ayudo a que toda basura y envase
vacío termine en su contenedor correcto. Y también
animo a que otras personas lo hagan. De momento solo utilizo mi sonrisa, que no
es poderosa como la suya, pero suele alegrar a los demás.
Digan lo que digan mis amiguillos, yo estoy seguro de que mi papá es un superhéroe. Pero si algún día descubro que ya no lo es, espero que sea porque el medio ambiente, gracias a la responsabilidad de las personas, ya no necesita de su intervención.
Digan lo que digan mis amiguillos, yo estoy seguro de que mi papá es un superhéroe. Pero si algún día descubro que ya no lo es, espero que sea porque el medio ambiente, gracias a la responsabilidad de las personas, ya no necesita de su intervención.
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