Durante el presente curso y a propuesta de algunas alumnas, el ACE ha contado entre sus “miembros” con unas mascotas que han sido motivo de aprendizaje y disfrute.
En el mes de noviembre llegaron 6 pollitos, dos patitos y dos pequeños conejos, que primero en cajas y luego en jaulas preparadas en el propio ACE, se fueron alimentando y criando. Después de Navidades, cuando los animales se hicieron más grandes, los sacamos al patio. Inicialmente, sólo durante el tiempo de recreo (bajo la atenta vigilancia de algunas alumnas), después pasando la noche completa en una gran jaula que les fue preparada. El duro invierno de este año, nos dejó el equipo de pollitos en sólo cinco.
Los animales fueron creciendo, convirtiéndose en cinco espléndidas gallinas, un pato y una pata (a la que hubo que cuidar especialmente por estar delicada de salud, aunque conseguimos que saliera adelante) y un conejo y una coneja, que nos dieron, unos días antes de Semana Santa, la grata sorpresa de convertirse en papás de 4 simpáticos conejillos.
El desagradable incidente del robo de la pata, el conejo y los cuatro conejitos, trunco el buen trabajo que se realizaba. Pero si algo tuvo de positivo en este inoportuno hecho, fue la buenísima respuesta de todo el alumnado.
Muchísimos han sido los recuerdos, cosas aprendidas, alegrías, ilusiones cumplidas, etc. que nos llevamos con esta experiencia: la tremenda unión del pato y la pata, siempre juntos con su ritmo sosegado; la cara de felicidad de algunas alumnas cuando acariciaban algunos animales; la alegría de los conejos correteando por el patio; la carrera de los animales para llegar a la puerta del taller de cocina cuando sonaba el timbre porque sabían que era uno de los momentos de la comida; la asombrosa sumisión de unas gallinas que te seguían y se dejaban acariciar; la coneja preñada y la nueva camada de cuatro (regalo del conejo antes de ser robado); el entendimiento de todos los animales estando juntos, hasta comiendo en el mismo plato (incluso con gatos, urracas, gorriones y mirlos); el retorno de uno de los conejillos robados y el reencuentro con la madre; los primeros huevos puestos por las gallinas y la fritada de ellos el día de la fiesta final, etc., etc.
En diferentes momentos, según considerábamos oportuno, fuimos buscando nuevos hogares a los animales, siempre garantizando que fuesen a estar en unas buenas condiciones.
Sin duda, una experiencia innovadora que ha supuesto una importante contribución a la educación integral de nuestro alumnado, con unos resultados excepcionales: sensibilidad y respeto; llegando a ser una verdadera terapia socioeducativa, para algunas alumnas.
Aunque la colaboración de todo el ACE ha sido destacable, hay que resaltar la participación de Conchi, Rocío y Carolina. Y por su puesto, hay que agradecer a Toñi que, como jefa de estudios, confiara y autorizara el proyecto, y se implicara de manera ejemplarizante, a nivel personal (hasta llevando a diario de casa su bolsita con restos troceados de comida)
Que seáis todos felices allá por donde estéis.