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domingo, 27 de abril de 2014
miércoles, 23 de abril de 2014
domingo, 20 de abril de 2014
El presente curso 2013 - 2014 hemos vuelto a participar en el concurso organizado por ECOEMBES: "Los profesores cuentan 3". Es la tercera edición del concurso y también nuestra tercera participación. En esta ocasión, al igual que en las anteriores, hemos vuelto a ser finalistas. Somos conscientes que, dada la mecánica del concurso, lo tenemos difícil quedar primeros, ya que el 40% del resultado es el voto de un jurado especializado y el 60% el voto popular a través de Internet, y nuestro centro en muy pequeño comparado con otros que tienen una comunidad escolar muy grande. Con todo, nos sentimos plenamente satisfechos, volver a participar con ilusión, presentar un cuento realizado en equipo, que nuestro trabajo sea valorado por un jurado presidido por la escritora Almudena Grandes, quedar entre los 10 finalistas, lograr algo así tres cursos seguidos... Indudablemente, estamos contentos y ¡nos sentimos ganadores!
PLANETA AZUL
escrito por Juan José Jurado Soto
Ilustraciones: Equipo del alumnado
Mi tío Federico estaba
obsesionado con aparecer en el Libro Guinness de los Récords. Había intentado
cosas asombrosas, que no siempre acababan muy bien. Como cuando decidió
tragarse un kilo de aceitunas, con hueso y todo. En esa ocasión, comenzó a
engullirlas muy rápido y, poco a poco, fue aminorando el ritmo hasta que,
cuando llevaba un buen número, empezó a sentirse mal. Su cara cambiaba de color
como la piel de un camaleón y sus ojos daban vueltas tan rápido como las aspas
de un molino un día de vendaval. Y justo, al tragar una más, su cuerpo no pudo
aguantar y mi tío empezó a toser y a devolver las redondas olivas como una
máquina estropeada de bolas de caramelo. Eso sí, fue dejar su cuerpo vacío de
aceitunas y su recuperación no se hizo esperar, al momento su sonría volvió a
él. Y es que mi tío Federico es todo un ejemplo de optimismo; siempre se
entrega a fondo a todo lo que hace, con alegría e ilusión.
Yo me acuerdo mucho de
esa historia siempre que se habla de los extraordinarios sucesos ocurridos hace
dos años. Aquel día de invierno, tras la jornada escolar, regresaba a casa
caminado por la playa con mis amigos Diego y Felisa. Delante de nosotros, un señor
que tenía una botella de vidrio en las manos, la lanzó con fuerza hacía la
lejanía del mar. Nosotros nos miramos asombrados ya que, unos días antes,
tratamos en el Colegio la importancia de cuidar el medio ambiente y separar las
basuras tirándolas a los contenedores adecuados: amarillo, verde o azul. Pues
bien, al entrar la botella en el fondo marino sucedió algo asombroso: una
colosal columna de agua ascendió hacia el cielo y al llegar alto, muy alto,
explotó soltando pequeñas gotitas. En ese momento el mundo pareció
ralentizarse. Y lo más sorprendente, millones de objetos y cosas comenzaron a
salir del mar lentamente. Nosotros, inmóviles como estatuas, veíamos como todo
tipo de metales, plásticos, maderas, vidrios…, pequeñitos y enormes, llegaban a
la orilla. Era como si el mar devolviera todo aquello que no le pertenecía:
botellas, latas, barcos, cañerías, redes, aviones, torres, bidones, etc.
Cuando reaccionamos,
corrimos hacia nuestras casas. Mi madre, que me esperaba preocupada en la puerta,
me dio un gran abrazo antes de entrar. El teléfono no paraba de sonar y la
televisión y la radio emitían informativos especiales. Lo que nosotros
presenciamos no solo estaba ocurriendo en nuestro pueblo, en todas las costas
del mundo se acumulaban toneladas basuras que durante siglos el hombre había
arrojado al mar.
Después de varios días
el mar cesó su lenta pero constate tarea de sacar de sus fondos todo aquello
que no le pertenecía. Entonces llegó el momento de las especulaciones; nadie
entendía lo ocurrido. Por suerte, hubo muchas personas que además de pensar y
hablar, también actuaron. Así, pronto se organizaron grupos para limpiar las
playas. Se transportaron todos esos restos salidos del mar a plantas de
reciclado. Unas plantas que aumentaron en número, en trabajadores y en
producción.
Los gobiernos se
dieron cuenta de que las cosas estaban cambiando. Que las cifras de personas
sin trabajo descendieron, que las materias primas eran menos costosas al
proceder de basuras y, sobre todo, que el medio ambiente estaba mejorando. Los
expertos comprobaron que el fondo marino se había regenerado y embellecido
mucho: las aguas estaban más puras y las especies marinas habían proliferado
cuantiosamente, algo que mejoró el sector pesquero y el del turismo. Y no solo
eso, tras lo ocurrido en el mar, muchas personas creyeron que era el momento de
actuar en otros ambientes, así que limpiaron los bosques, las ciudades, los
desiertos y hasta las altas cumbres, donde individuos desconsiderados o mal
informados, habían abandonado todo tipo de basuras. Incluso surgieron proyectos
para recuperar los restos de satélites y cohetes que deambulan por el espacio.
Ahora, mientras la
gente está feliz y disfruta el momento pensando en el futuro, muchos
científicos y autoridades siguen tratando de dar una explicación a lo que
ocurrió ese día en la playa, sin llegar a ninguna conclusión razonable. Yo
cuando lo pienso, me acuerdo de la historia de mi tío Federico; creo que como
le ocurrió a él con las aceitunas, el mar no pudo aguantar en su interior ni
una cosa más y tosió echando todo fuera.
A propósito, mi tío
Federico, abandonó su obsesión por batir un record para figurar en un libro.
Con la ilusión que le pone a todo, trabajó incansablemente por el medio
ambiente y por mejorar nuestro “Planeta Azul”, labor por la que recibió
numerosos premios y galardones. Y, curiosamente, sin que él lo buscara,
apareció en el Libro Guinness de los Récords como la persona que más basura
había reciclado en un año.
http://www.amarilloverdeyazul.com/2014/03/planeta-azul/
jueves, 10 de abril de 2014
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